El Potrero lo metió Messi...
En un partido aparte, en otro nivel, en otra final anticipada, y con un jugador distinto, Barcelona se impuso por dos goles a uno a su verdugo en la anterior edición de la Champions, el Chelsea del bocón Mourinho.
Era el partido que todos querían ver. Una revancha. Una final. Un episodio histórico en el fútbol internacional. Y hubo una persona que entendió mejor que nadie la trascendencia del partido: Lionel Messi, un joven un tanto tímido y vergonzoso, rehúye de la prensa y se sonroja cuando tiene una cámara cerca. Eso afuera de la cancha. Adentro es un fenómeno, un moooostro! Ahí, en su casa, la pide, se muestra, encara, te humilla y te mata... y no asoma ni un rastro de rubor.
Un jugadorazo a sus incipientes 19 años, con sus escasos 67 kg, y sus pequeños 1.69 mt. Zurdo - como el más grande - y habilidoso como pocos, amigo de otro distinto Ronaldinho, se las ingenió para demostrar sus dotes en Cataluña y de a poco se hizo de un lugar en la titularidad, el resto... sólo alegrías.
Si alguien dudaba de este jugador, debió haberse arrepentido cuando en Londres, contra Chelsea, se tituló de ídolo. "Su único guión a respetar es la ley del potrero y la inspiración..." relatarían luego los diarios españoles, mientras que los ingleses reconocían que Messi había sido fundamental en el andar del Barca. Es que la rompió. Y gracias a eso, el elenco español se llevó los merecidos tres puntos a casa. Fue factor en la expulsión de Del Horno y casi emboca un golazo. Un dolor de cabeza para los defensas rivales, movedizo, rápido, diferente, extraordinario... Messi lo hizo otra vez. Así de sencillo. Como él.
En el partido, Chelsea se había puesto en ventaja luego de que Lampard ejecutará una falta y Motta la metiera en propia porteria. El empate llegó por la misma vía, esta vez sirve Ronaldinho y John Terry la peina, descolocando a Cech. Uno a uno, y el partido para cualquiera. Y fue para Barcelona, gracias a Eto'o. El goleador capitalizó un centro de Rafa Márquez y celebro junto a la hinchada azulgrana.
El partido terminó y la venganza había sido ejecutada. Gran celebración para un gran triunfo. Grandes elogios para un gran jugador...
Era el partido que todos querían ver. Una revancha. Una final. Un episodio histórico en el fútbol internacional. Y hubo una persona que entendió mejor que nadie la trascendencia del partido: Lionel Messi, un joven un tanto tímido y vergonzoso, rehúye de la prensa y se sonroja cuando tiene una cámara cerca. Eso afuera de la cancha. Adentro es un fenómeno, un moooostro! Ahí, en su casa, la pide, se muestra, encara, te humilla y te mata... y no asoma ni un rastro de rubor.
Un jugadorazo a sus incipientes 19 años, con sus escasos 67 kg, y sus pequeños 1.69 mt. Zurdo - como el más grande - y habilidoso como pocos, amigo de otro distinto Ronaldinho, se las ingenió para demostrar sus dotes en Cataluña y de a poco se hizo de un lugar en la titularidad, el resto... sólo alegrías.
Si alguien dudaba de este jugador, debió haberse arrepentido cuando en Londres, contra Chelsea, se tituló de ídolo. "Su único guión a respetar es la ley del potrero y la inspiración..." relatarían luego los diarios españoles, mientras que los ingleses reconocían que Messi había sido fundamental en el andar del Barca. Es que la rompió. Y gracias a eso, el elenco español se llevó los merecidos tres puntos a casa. Fue factor en la expulsión de Del Horno y casi emboca un golazo. Un dolor de cabeza para los defensas rivales, movedizo, rápido, diferente, extraordinario... Messi lo hizo otra vez. Así de sencillo. Como él.
En el partido, Chelsea se había puesto en ventaja luego de que Lampard ejecutará una falta y Motta la metiera en propia porteria. El empate llegó por la misma vía, esta vez sirve Ronaldinho y John Terry la peina, descolocando a Cech. Uno a uno, y el partido para cualquiera. Y fue para Barcelona, gracias a Eto'o. El goleador capitalizó un centro de Rafa Márquez y celebro junto a la hinchada azulgrana.
El partido terminó y la venganza había sido ejecutada. Gran celebración para un gran triunfo. Grandes elogios para un gran jugador...
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