El Calamar gritó campeón!

Y gritaron con fuerzas que el equipo tiene huevos, que es el mejor, que tiene todo... todo para ser campeón!.

El campeonato de la B metropolitana se estaba definiendo en dos frentes, por un lado Platense enfrentaba a Laferrere y por otro, Temperley - siempre me ha agradado ese nombre - jugaba con Atlanta. Los nervios se dividían en dos campos de juego, la pasión, el aguante... todo por dos. Los ojos en mi equipo, los oidos en el otro, otra definición tremenda, que resultó favorable para el equipo que alguna vez viera en sus filas al último gran cacique, Marcelo Fabián, que llevaban 5 años deambulando por la B metropolitana y vuelven a la Nacional, sobreponiendose a los reveses sufridos ante Tigre y Chacaritas.

Platense empezó el partido con nerviosismo, pero supo aguantarsela, y sacar adelante un partido que en el papel resultaba fácil (Laferrere ya descendido) e incluso sin mostrar un gran juego. El primero para el Calamar lo anotó Banegas, mientras que el empate lo hizo Correa. De todas maneras servía, ya que en el otro lado, Atlanta le ganaba a Temperley con goles de Molina y Aguilar.

En el segundo tiempo, Acosta, con un certero cabezazo metió la ventaja para Platense, pero Ortigoza se encargo de meter el del empate, pero ya nada importaba. En Caballito, habían anotado también Quiroga para el descuento y Mosquera puso el definitivo 3-1. Carnaval en los de Vicente López. Alegría derramada, emoción, festejos, avioncito... vuelta olímpica... intenso, todo muy intenso. Así lo vivió la gente del Calamar, como loooocos!, y es que se bancaron 5 años de sufrimiento para - "de la mano del Loco Greco" como cantaba la hinchada - dar la vuelta, la tan ansiada vuelta. La anhelada vuelta. La esperada vuelta. Gritaron campeón a los 4 vientos y muy merecidamente. Platense vuelve a la Nacional y eso, nadie se lo quita!