La vergüenza deportiva

Recuerdo un partido del fútbol argentino - de hecho recuerdo uno de Pampero en una liga amateur, pero es menos conocido -, jugaba San Lorenzo contra Independiente. Y el Cuervo estaba en desventaja en el marcador y numérica. El comentarista asoció la actitud de San Lorenzo (de ir al frente... pese a todo) con la vergüenza. Sí, vergüenza, me quedo grabado. Y se refería al afán por dar más. El sentir vergüenza por perder el partido, y por perderlo sin meter, sin dejar todo en la cancha. San Lorenzo con mucha vergüenza fue al frente, y salió con la frente en alto. Empató.

En la última fecha de la Champions League uno de los partidos era entre el Rangers y el Inter por el grupo H. Con un empate clasificaban ambos clubes, dejando afuera al modesto Artmedia. Y la cosa es la siguiente: Adriano el uno a cero a favor de los italianos, Lovenkrands para los escoceses. El partido empatado y el trámite. Un aburrimiento en que ningún equipo quizo ganar, evidenciando el negocio que se considera el deporte en el viejo continente. Inter tiene un equipazo, pero le falta lo otro... lo que tuvo San Lorenzo. Rangers es un equipo escoces, de una liga que practicamente no existe y no tiene mayor competencia que el Celtic. Ellos son capaces de cambiar dignidad por una clasificación.

Al ver ese partido no se puede calificar de otra manera que una falta de respeto. Hacia el público, hacia los espectadores, los hinchas, y lo que es peor, al fútbol.

Estos equipos no mostraron nada de vergüenza deportiva. Que alegría que en Sudamerica la tenemos aún.