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lunes, enero 30

Una máquina que parece humano.

Flamate campeón!

Federer (1), esa máquina que juega al tenis, ahora parece humano: este domingo lloró al recibir el trofeo que lo consagró como campeón del Grand Slam de Australia en Melbourne, justo cuando trataba de hablar a un público que lo ovacionaba. A lo mejor fue la forma que encontró de salir del paso, después de ganar tantos títulos, ya no debe saber que decir... pero no fue eso, fue un llanto espontáneo, de adentro, de está máquina que se asemeja a un humano, tanto por la demostración de sentimientos, como por su juego.

Evidentemente, el suizo se encuentra lejos de su mejor nivel y aún así, es díficil que alguien le otorgue verdadera batalla, ni siquiera Baghdatis (27) que venía encendido y peor aún, con la ilusión. Marcos brindó también un gran espectáculo y lucha, hasta que apareció ese Federer arrollador, el que parece jugar enojado, el que quiere terminar pronto y llevarse otro trofeo a casa (el número 22 en canchas duras). Y la emoción vino a cerrar un campeonato que no le resultó tan fácil como de costumbre. Ahora ya no gana torneos sin ceder sets, por el contrario, debe meter más esfuerzo para evitar cualquier levante anímico de su rival. En definitiva, el llanto vino a demostrar que este Federer puede ser alcanzable, pero sólo depende de él si quiere que así sea. Hoy por hoy, está por lo menos tres escalones por sobre el resto.

En cuanto a la final de mujeres, Amelie Mauresmo (2) se consagró campeona luego del abandono de Justin Henin - Hardenne (5) la belga que había dado el golpe al derrotar a Sharapova (4) en semis, una de las favoritas a adjudicarse el torneo. Pero en la final no pudo y ante el abandono tuvo que conformarse con el segundo lugar y ceder la gloria a la francesa que conquistó así su primer Grand Slam.

Melbourne 2006 ya es historia...

 


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