Columna: La Hora del Té

El Liverpool lo sacó a pasear...

El sábado pasado se vivió una nueva jornada de uno de los clásicos más antiguos del planeta: Liverpool v/s Everton, claro, un tanto - o totalmente - opacado por el que se jugaba en la Bombonera al día siguiente, pero ese es otro cuento.

En el partido, los Reds dominaron el encuentro, manejaron los tiempos - casi imperceptibles en la Premier - y supieron manejar el resultado. Gracias a la presión ejercida y al volumen ofensivo creado, a los 45, cuando ya expiraba el primer tiempo, el Liverpool se puso en ventaja gracias a un autogol de Neville, ese jugador bien talentoso, leal y elegante.

A los 47 fue Luis Garcia el que aumentó las cifras y le dió la tranquilidad a todo el Anfield Road, a esos 44.923 fanas que veían como su equipo derrotaba al eterno rival. Y lo pudo liquidar, pero le faltó la puntada final en muchas jugadas.

El Everton de hoy en día es un equipo agerrido, de meter, de empujar, de pelearla hasta el final. Gracias a esa actitud, y a pesar de no generar demasiado fútbol, logró marcar el descuento que sembró una sombra de duda sobre el final del partido. Fue del australiano Cahill a los 61.

De ahí fue un partido abierto pero con claro dominio local, que empezó a arrinconar a un desgastado Everton y concretar el tanto que anotó Kewell a los 84 y le dió la victoria al Liverpool, justo vencedor de un buen partido, muy típico de la Premier League.