La Bombonera late... y asusta!

Un super clásico duro... muy duro!

Y fue duro tanto en lo físico como en lo emocional, sobre todo para River y sus fanas que lograron obtener una de las entradas para la tercera bandeja. Un partido que parecía ser un triunfo seguro para los de Nuñez, termino siendo empatado en el final y desató fiesta en la Bombonera, cargadas en el tablón y una línea más para los clásicos con este desenlace.

El ambiente era el de siempre: Pasión que emanaba de cada cuerpo presente en el estadio... y en las afueras, y en las casas y en toda la Argentina. Nerviosismo, perder con el eterno rival no le hace gracia a nadie. Ansiedad por el pitazo inicial. Incertidumbre, por el resultado. Si a esto añadimos la previa que fue picante, y no por los jugadores ni las hinchadas... por los presidentes!. Se metieron en una discusión casi infantil, tira y afloja, dime que te dire... todo derivo en un ambiente espectacular para un clásico espectacular en la que pudo ser una tarde cualquiera de domingo, de no ser por estos 90 minutos.

El Folclor Futbolero
El Aguante, Paso a paso, Fútbol de Primera... Macaya, Niembro, Bilardo... todos ellos - por nombrar algunos - se dieron un festín de fútbol. Una sobredosis de emoción. Una inyección directa a la vena, cargada de papeles, trapos, lienzos, globos y cánticos... muchos cánticos. Esa relación de dependencia entre el hincha y el clásico afloró por montones, como la sed necesita del agua, como el fútbol de un caño, como la hinchada de un trapo, como Boca de River y River de Boca, se necesitan.

La Banda pegó primero
River, que había hecho un partido mediocre, y era menos que Boca - que no era mucho más - dió el primer golpe. De una jugada casi fortuita, en la que el Cata salió persiguiendo la pelota como en el barrio, sin respetar posición ni táctica; en la que el Pato quizo anticipar el pensamiento del Tecla, en la que el estadio se paralizó por un momento para inmortalizar ese caramelo que se colaba en el ángulo. Golazo de River. Merecido? naaaa, pero eso que importa. Fiesta en la banca, les llovía de todo, pero así lo festejaron, en la Bombonera repleta de hinchas que los odian. Ahí celebraron, metieron huevos, pero parece que ahí se les acabaron...

Uno Fuera
El segundo tiempo comenzó con Boca buscando el empate en base a amor propio, al aliento de su gente, a la responsabilidad que le cabe a un equipo grande en su propia casa, pero con pocas ideas. Tanto así que terminaron en su ya redundante argumento de centros diagonales. River sacaba todo, el paragua Cáceres debe haber quedado con cefalea de tanto cabecear - o pensar en Guillermo después del partido - Lux muy concentrado, Santana solidario, Tula... un niño. Y así River se adueño del arma letal: el contragolpe. Vino el primero, pase para Gallardo que arranca - increiblemente - sólo, absolutamente sólo por el centro de la cancha y antes de la mitad... el Pato no tuvo nada que hacer, una obstrucción lo sacó del partido por último hombre, una obstrucción con algo más - venganza? - porque el Pato se puso lo más duro que pudo y mandó a piso al Muñeco con bastante autoridad, añadiéndole algo más de pimienta a esta tormentosa relación.
Violencia en los estadios... Dos Fuera
El partido, en su desarrollo no varió, y así fue como llegó otro contragolpe letal para la Banda. Santana la saca, el Rolfi le gana el cabezazo a Gago y se va, igual que gallardo, pero ahora contra Migliore, cuando derepente desde el costado derecho... LEÑA! impresionante patadón de Kungfuviesa (como lo apodaría Olé), una falta descomunal, fuera de contexto, con toda la mala leche y sin duda, una irresponsabilidad del tucumano. Krupoviesa ni protesto, habría sido un descaro, y se inscribió en el palmares de las patadas más alegóricas de los clásicos. Es que casi lo mata, aunque hay que reconocer que estéticamente fue preciosa, era para un punto ganador seguro... si es que estuvieramos hablando de Karate. Yo propongo 5 años y un día, por intento de homicidio.
La Banda lo mata
Era la sensación que reinaba en ambas hinchadas, un palo aumentaba el sentimiento, un tiro - casi displicente del Muñeco - lo afirmaba. Pero River perdonó, y ya sabemos que pasa en el deporte rey cuando alguien perdona...

Papafrita...Tres fuera Tula se fue expulsado por meterle el codo a Guille, un niño, un pastel, un papafrita, un salame. Acaso no sabe de las compensaciones, al más mínimo roce, se iba a ir uno de River... así no más fue. Se lo merecía, por niño.

El Melli es mi ídolo
Hace un tiempo salió este reportaje en Olé, y cómo no se me iba a venir a la memoria? Es un mooostro. El otro día discutía con un amigo de la calidad de Guillermo, me decía que era malo... que manera de no saber nada de fútbol. Él es la picardía, la entrega, el amor a la camiseta, los huevos, el gol preciso, el momento justo. Eso es Guille, un ídolo de Boca.

Bueno, la cosa es que el Coco lo hizo entrar, y en uno de esos tantos centros poco intencionados, un rebote llegó a los pies del mellizo. Gambeta para dentro, otra gambeta, giro y cáceres que le hace una falta: penal! cada día más ídolo. Palermo lo transformó en gol y fiesta, cargadas a las - muy bien denominadas por lo menos en este partido - Gallinas.
Más Pelusa que nunca Ya con la fiesta declarada y las mofas por montones, en su palco, con su gente, El Diego estaba como loco, cantó con la 12, festejó, se colgó, revoleo la camiseta, bailo, como con la Tota y Don Diego. Un demonio. Estaba felíz, Boca estaba felíz porque lo empató como les gusta a ellos: sobre el final, contra el archirival, gracias a su ídolo y en base a huevos. Pero ojo que más que empatar Boca, lo perdió River, porque les falto convicción para derrotar a un malherido rival.
La Lepra celebra
Después de todo, los más felices fueron los jugadores de Ñuls, que gracias al empate - cagazo de River - obtuvieron el liderato del clausura 2006.