Terminó el viaje del Submarino...

En un partido donde metieron todo - pero no pudieron - el Villareal se despidio con la frente en alto de la Champions League.

El pueblo estaba revolucionado. El madrigal, que ardía. La gente, euforia papá. Era una fiesta - independiente del resultado - era una celebración. Ya estar ahí era un premio para el submarino, pero claramente la conformidad no llegó con estas nuevas páginas de historia amarilla. Por el contrario, el sueño de París se acrecentaba a cada minuto, y durante el partido, donde hubo chances reales de quedarse con el encuentro, no se si la llave, pero por lo menos con el alargue.

Villareal se mostró fiel a su estilo impuesto por el ingeniero, y que le sirvió para meterse entre los cuatro mejores de europa. Toque a ras de piso, pelotazos al vacío, bucar al goleador Forlan, buscar al cerebro Román. En un comienzo muy controlados, pero luego, las oportunidades se sucedieron, y si no atajaba Lehman - la figura -, la impericia de los delanteros impedía la - ansiaaaaaada - apertura de la cuenta.

Atajadón a Franco, y dos más para el argentino-mexicano, que desperdició por caprichosos centímetros. Una lástima. Gol anulado, bien anulado, una lástima. Y en el ocaso del partido, José Mari es derribado en el área y penal!. 43 minutos del segundo tiempo y penal!. Estamos!. El torero al frente del balón, Lehman gigante. Román le dio con la ilusión de todo un pueblo, pero con la potencia del suplemento deportivo. Ataja Lehman, amplía su récord de invicto en Champions - 743 minutos - y se transforma en la figura del encuentro.

Abatimiento, desolación, bronca - no contra Román, obvio -, tristeza, desilusión. Todo para todos y multiplicado por mil. La dignidad demostrada, los huevos que pusieron, los merecimientos para por lo menos un alargue no sirvieron de nada. El abrazo de los de Arsenal dolía, y a pesar de que la historia escrita es notable, duele igual... y esas lagrimas se derramaron, como se derraman en cada historia del deporte rey: impotencia.

Román tuvo todo para, a pesar de ya ser figura del submarino, meterse ya definitivamente en el corazón de Villareal, pero no pudo, y no lo juzgamos, es más lo entendemos. Los que han pateado un penal alguna vez, por intrascendente que sea, aunque defina tan sólo un tercer lugar, aunque sea para descontar en el marcador... ellos saben que se siente. Y fallar, se siente de la puta madre.

Aguante Román, hay que tener huevos para patear ese penal, pero más aún para salir adelante. Aguante Torero!

El Arsenal enfrentará al ganador de la llave de Barcelona - Milan, que se enfrentan en el Camp Nou por ESPN.