Y yo también lo quiero...

La última columna Contra la suela tuvo como protagonista al querido Carlitos Tévez. Ese chico que va por la vida con su humildad habitual, su arraigo a la Argentina, su pertenencia al Fuerte Apache, recordando sus orígenes en el barrio Ejercito de Los Andes... tanto así que llega a sorprender... para bien.

En la actualidad el futbolista está ligado al dinero y al estatus, y se tornan inalcanzables incluso para los mismos fanas que los elevan a la categoría de ídolos, reventados en sus fortunas se aislan... mansiones, el carro del año, la tele más grande, el perfume más caro.

Carlitos es lo mismo, pero muy distinto. Carlitos es ídolo, tiene la posición que los fanas le han dado, pero él no se olvida del resto, no se olvida que nació en una de las poblaciones más bravas de la Argentina, no le toma el peso a su fama. Él sólo juega, dibuja, caracolea, gambetea y con eso me llena de alegría... y lo quiero, por eso lo quiero. No por el típico estigma del jóven que vence la pobreza. No, muy básico. Lo quiero porque - textual de Página 12 - es un "pródigo hijo con talento y un don de gente extraordinarios". Si ya pasó a ser de esos jugadores que no importa su camiseta, él, ultrabostero, es querido por todos, él es argentino y con eso basta.

Recuerdo una noche viendo Mar de Fondo (que lástima que no siga), estaba de invitado Carlitos, y su sinceridad, su simplicidad, su sanidad me impresionaron. Ya lo tenía allá arriba por lo que es como jugador, pero después de esa entrevista en que roce las lágrimas, se fue al cielo, es un ídolo máximo, porque sé que lo recordaré más por este tipo de cosas, que por las extraordinarias jugadas que inventa en la cancha... las entrevistas con Rama, las bromas con el gordo Palacios, el tiempo que dedica a saludar a cada hincha, los autógrafos...

Hoy en un diario de nuestro país (que no es muy serio, pero esta vez me sorprendió), hablaron de Carlitos, citaban a Página 12, donde nuevamente leí de él, y acá estoy yo, escribiendo de él. Pero saben lo que da más gusto... es que cuando se habla del Apache, no se habla de los millones de su pase, de su gran camioneta ni de su última línea de ropa. Se habla de una excelente persona, de ese chico humilde, del Piola Vago... de alguien como uno... pero un moooostro!

Te quiero Carlitos!